La polémica de los alquileres turísticos está servida, por un lado los propietarios de viviendas quieren obtener un rendimiento de sus propiedades y por otro lado los vecinos que se quejan del mal uso que en algunas ocasiones se hace de ellas.
Es cierto que a veces los usuarios de este tipo de alquileres solo quieren pasar unos pocos días de fiesta continua sin importarles la convivencia con el resto de los vecinos, (total, es posible que no les vuelvan a ver nunca), pero gracias a Dios esto ocurre las menos de las veces.
Sin embargo cuando tienes un vecino, propietario o inquilino tradicional, al que le gusta el jaleo y no piensa en los demás, ese no se marcha en unos pocos días, a ese, lo tienes varios años o toda la vida dando la lata.
En cualquiera caso el problema no es el tipo de alquiler, es de educación, que tristemente es cada vez más deficiente, y por todo lado, de una ley de arrendamientos urbanos que protege más al inquilino que al propietario, razón por la que muchos alquileres tradicionales se ha reconvertido en alquileres turísticos.