Los estudiosos de la ciencia política suelen designar con el nombre de “lobby”, pasillo, a los grupos sociales que sin ser partidos políticos y sin aspirar a ostentar el poder sin embargo hacen presión para lograr de los líderes o instituciones políticas decisiones favorables para sus intereses.
Con motivo de las Fiestas alicantinas de hogueras y sus inevitables “mascletás” se ha suscitado un año más, y van unos cuantos, un debate sobre el daño que los citados espectáculos pirotécnicos ocasionan en el monumento situado en la Plaza de los Luceros atribuido al artista y escultor Bañuls realizado en los años veinte del siglo pasado.
Una característica esencial de estos grupos de presión es la discreción, de ahí su nombre, que viene de los «pasillos» que sus representantes hacen en los aledaños de las cámaras legislativas para poder captar a los miembros de la clase política.
En el caso de Alicante, tan pronto se han acabado los fastos fogueriles y se ha podido apreciar el daño que las mascletás hacen al monumento citado, automáticamente han surgido voces desde distintas instancias apelando a comisiones de investigación pero en ningún caso se ha sugerido la posibilidad de cambiar su emplazamiento por otro más adecuado. No parece sino que haya autentico miedo a contravenir los intereses de todo tipo que se unen tras el gremio de hogueras que como autentico lobby influye de manera muy importante en la opinión pública y publicada.
Creo que ya va siendo hora de que se abra un debate sosegado y muy especialmente libre de toda clase de injerencias sobre la conveniencia de cambiar el emplazamiento de estas exhibiciones. Si tardamos mucho tiempo luego no nos quejemos si los daños al monumento se tornan irreparables.