El MARQ nos ofrece, hasta el próximo mes de abril, una exposición alalimón con el Museo Arqueológico Regional de Madrid que recoge la evolución de los ídolos neolíticos. Su nombre deriva de los usos de la Arqueología del siglo XIX, que llamaba así a toda representación humana de esa época, atribuyéndoles un culto religioso, aunque su uso parece estar más relacionado con aspectos de la vida corriente, como la representación de linajes, el establecimientos de pactos entre grupos humanos, o, en las formas más elaboradas, haber servido de soporte de relatos orales.
Se trata, en realidad, de representaciones antropomorfas más o menos simbólicas, que, desde su origen en el sur de Portugal, se irradiation por el sur de la península.
Recorren un arco de casi mil años, entre 3300 y 2500 aJC, y todas ellas carecen de boca –no «hablan»-, pero a menudo ostentan unos «ojos-soles» que se encuentran ya en representaciones parietales de 5000 a JC-, y desaparecen del registro arqueológico con la llegada del bronce. Es decir, de la espada. Cuando se terminaron los pactos.