Aprovechando este tiempo de internamiento que estamos teniendo, os voy a contar una pequeña historia entresacada de un librito familiar llamado “Batallitas del abuelo”, escrita para solaz y regocijo del clan familiar. Los hechos ocurrieron en 1956, hace ya 64 años, España estaba en pleno desarrollo y en el plano aeronáutico el crecimiento era espectacular, pues habiéndose firmado el plan de ayuda USA, nuestros aviadores pasaron de ser los que volaban “aquellos locos en sus viejos cacharros”, los viejos Heinkel-111, Junker- 52, Mesersmitch, Dornier, etc copiados bajo licencia por la industria española y protagonistas de la guerra en el aire de la Alemania nazi, derrotada en la II Guerra mundial finalizada once años antes. Como digo, como consecuencia de este acuerdo, nuestra Aviación tanto civil como militar quedó perfectamente actualizada. En el plano profesional, a mí, como a otros muchos oficiales jóvenes pilotos de la época, me tocó participar de esta revolución tecnológica, realizando un curso de adaptación en Estados Unidos de seis meses de duración; se trataba de formar un grupo de jefes y oficiales para iniciar el Sistema de Defensa Aérea en España. Acabado el curso fui destinado como profesor a una Escuela de Transmisiones de Madrid.
El día de los hechos, un fin de semana, había obtenido autorización para realizar un vuelo de entrenamiento en una pequeña avioneta desde el aeródromo de Cuatro Vientos al de San Javier, junto al Mar Menor, donde se ubica la AGA, (Academia General del Aire). ¿Objetivo?. Visitar a mi novia. La que luego sería mi mujer, y que vivía en un pueblo cercano.
He aquí, que a mitad de camino, volando a unos 500 metros sobre el suelo, ya cercano a Albacete, observo un pueblo con un castillo y mucho bullicio de hombres y caballos. Movido por la curiosidad decido bajar y dar un par de pasadas.
Al día siguiente me enteré por los periódicos que un tal Samuel Bronson se cogió un cabreo descomunal cuando tuvo que interrumpir la escena que rodaba sobre el Mío Cid, debido a la pasada de un piloto insensato que se metió en medio. Sin comentarios.
