Con los años tenemos la tendencia de rememorar escenas del pasado profesional; después de pasarme media vida volando de un lugar a otro, llegué a la conclusión que el mejor viaje de mi vida fue el realizado hace unos meses a Tierra Santa.

En extensión y clima es muy semejante a nuestra Comunidad Valenciana; al igual que en ella son tres provincias o comarcas perfectamente diferenciadas, Galilea en el norte se corresponde con Castellón; Samaria en el centro con Valencia, y Judea al sur con Alicante

La pandemia, no solo nos mantiene encerrados en casa, sino que ha obligado a las autoridades israelíes a cerrar el acceso al turismo cada vez más floreciente en la región.

Cuando leí esta noticia me acordé de varios amigos que se habían apuntado a una peregrinación y escribo especialmente para animarles a ellos, y que no pierdan la esperanza de que pronto se pueda realizar, porque vale la pena.

Fueron días intensos y apasionantes; poco a poco nos transformamos de turistas en peregrinos.

Métete en las escenas del Evangelio “como un personaje más” nos decía un santo de nuestros días a los seguidores de Jesús; y eso es mucho mas asequible después de haber visitado su tierra. Allí se repite con mucha frecuencia el adverbio latino “HIC”, que significa “AQUÍ”.

Aquí fue la Anunciación, nos dijeron en Nazaret, aquí fueron las bodas, en Caná de Galilea, desde aquí, donde vivió, en Cafarnaún realizó tales y tales milagros y así hasta llegar a Jerusalén, donde finalmente fue crucificado, muerto y sepultado, y donde el Credo recuerda que resucitó al tercer día.

Cuando una vez en casa, volvemos a rememorar, recordando que pisamos los mismos lugares donde Jesús estuvo, entendemos mejor que a Tierra Santa le llamen “el quinto Evangelio”.