El COVID-19 ha provocado una profunda crisis en el mercado inmobiliario alicantino.
La oferta de alquiler turístico se ha desbordado. En la provincia de Alicante figuran unas 200.000 propiedades en Airbnb y , con el sector turístico paralizado por la pandemia, sus propietarios se enfrentan a cuantiosas pérdidas.
Las reservas han desaparecido de Airbnb, y los arrendadores buscan en su lugar inquilinos de largo plazo: inundando los portales especializados de alquiler con apartamentos amueblados, muy por debajo de su precio real de mercado.
La prestigiosa inmobiliaria K&N ELITE Real Estate, apunta que: “desde el inicio de la pandemia, la oferta de alquiler de larga duración ha aumentado un 50%. Un mercado repleto de “inmuebles Airbnb”, amueblados de Ikea, con obras de arte genéricas, accesorios económicos, y sin signos de haber sido habitados”.
Debido a la pandemia, Airbnb permite a los huéspedes la cancelación sin penalización: esto expone a los particulares y empresas que siguen el modelo de negocio Airbnb a altas facturas de alquileres, en múltiples propiedades vacías.
Propietarios que suelen alquilar sus inmuebles como casas de vacaciones buscan ahora una fuente de ingresos alternativa, aunque mucho menos lucrativa: “el alquiler con inquilino a largo plazo retorna de 3 a 5 veces menos”, asegura K&N.