Llevamos dos meses sumidos en “estado de alarma” que nos ha llevado a un confinamiento “asimétrico”, ya que hay: trabajadores esenciales, trabajadores de la industria, tele trabajadores, estudiantes, jubilados,…. y cada uno mantiene una movilidad diferente según su función, pero a todos nos ha supuesto un límite en nuestra libertad de relacionarnos, con los seres queridos con los que no convivimos, los amigos y hasta con los vecinos de la puerta de al lado. Pero digo yo: “algo positivo habrá, ¿no?”.

Pues sí, un SÍ muy grande, ya que ese tiempo que hemos visto limitado, en mayor o menor medida, nos ha servido para aprender muchas lecciones. Hemos aprendido, entre otras cosas, a ver con más detalle aspectos de la vida que antes …, por falta de tiempo, ni siquiera advertíamos. Cada cual sacará sus propias experiencias, en función de la capacidad de dilatar las pupilas para ver alrededor y dentro de uno mismo, pero hay un colirio maravilloso que no falla nunca: el cariño. Con esta perspectiva hemos podido darnos cuenta que, las personas que tienen la responsabilidad de sacar adelante las tareas del hogar; sí ese lugar donde no sólo vivimos, sino que convivimos, descansamos, nos sentimos seguros, arropados … queridos; esas personas son las verdaderas heroínas, a las que a veces hemos de pedir perdón porque no valoramos su trabajo, desinteresado, en toda su grandeza, y siempre hemos de dar las más profundas, sinceras y sentidas: GRACIAS.