La belleza del descubrimiento del otro durante el encierro

El obligado periodo de encierro nos ha permitido descubrir la belleza del tiempo juntos.

La felicidad proviene de momentos en que no nos centramos en lo malo de nuestra vida, ni de los demás: dejamos todo a un lado, y disfrutamos del tiempo con nuestros seres queridos.

La convivencia y apoyo de nuestros amigos y familia da significado a nuestra vida. Confiar en ellos, compartir con ellos nuestros sentimientos, nos hace sentir personas felices: se libera la “hormona de la felicidad”, que reduce el estrés, incrementa nuestra confianza y mejora los vínculos afectivos.

Qué evitar: complicarnos la vida, tratar temas controvertidos que generen discusiones. Qué procurar: dejar los problemas atrás, mantenernos positivos y evitar la discordia, creando una experiencia cálida y cariñosa, un entorno positivo.

Qué hacer: ayudarnos, creando un ambiente en que todos nos sintamos seguros, y nadie tenga que mantenerse a la defensiva. Cómo hacerlo: contando una y otra vez historias divertidas, cariñosas e inspiradoras.

Nuestros hijos no disfrutan del drama, negatividad y conflictos de los adultos: son felices de estar juntos y cómodos unos con otros, así se sienten seguros y valorados.

¿Habéis probado a cantar juntos? Nos hace más felices y sentirnos parte de un grupo, y crea un fuerte sentimiento de unión.

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