En 1917, el arquitecto alicantino Juan Vidal Ramos (1888 – 1975) inicia su trayectoria profesional en Alicante, finalizados sus estudios en Barcelona.
En Barcelona asiste al renacer de las formas artísticas. Una arquitectura de fórmulas clásicas de inspiración francesa: la “moda afrancesada” importa formas y materiales del tardío neoclasicismo francés.
Este “exceso vitalista”, es puesto en obra de modo ortodoxo en una de sus primeras realizaciones privadas: el edificio Carbonell, proyectado en 1920.
Tiene inquilinos del estrato social más acomodado de la burguesía, esto le permite un refinamiento y despliegue iconográfico espectaculares: la Casa Carbonell es el mayor exponente de las denominadas “haciendas de trama urbana”.
Compuesta desde las pautas, tradición y métodos Beaux Arts. Demuestra una gran coherencia lingüística: los principios de unidad, jerarquía y simetría.
Cúpulas semiesféricas de piel escamada en pizarra gris, sobre las que deslizan guirnaldas y medallones ovales, coronadas con puntiagudos pináculos.
Fachadas con rítmica modulación de vanos y macizos, columnas lisas y estriadas, de puros estilos clásicos dórico, jónico y corintio, balaustradas y frontones curvos.
La sociedad gusta de esta arquitectura reconocida, revitalizada en sus contornos finales, serena, sumisa, transmisora de orden.
Sus composiciones barrocas, permanencias clásicas y reminiscencias populares, calan hondo en una clase que se siente provincianamente cosmopolita.
