El “Zapping vital” busca la constante novedad, el ritmo trepidante, el cambio antes del aburrimiento y la monotonía.
El Zapping permite “comandar” los medios, pero produce la hiperestimulación de los sentidos, nos ‘engancha’: los movimientos incesantes, cambios de planos, de personaje, sonidos envolventes, juegos de luces,…
En internet abrimos múltiples páginas, no leemos las noticias completas. Esta búsqueda del “placer sensorial” cambia nuestro modelo de percibir la realidad: la fragmenta, buscando el goce inmediato.
Se trivializan los medios, son como objetos de consumo: la información, series, programas, son mercancía que compramos según nuestro estado de ánimo. El ocio y la información entran en nuestros hogares como un espectáculo.
Este modo de observar la realidad produce un cambio en las relaciones humanas: genera frustración, al no conseguir placer inmediato en cada momento de la vida.
Con esta pandemia podemos reflexionar: ¿Cambiamos frecuentemente de tema durante una conversación?, ¿al leer, saltamos páginas para conocer antes el final?, ¿viajamos cada semana a lugares distintos, sin saborear del recuerdo del desplazamiento anterior?
El Zapping solo supone un trastorno si supera el plano del ocio mediático, si este “cambio continuo” se da en la vida real: buscando la “multiplicación de experiencias”, no su vivencia.