¿Quién nos iba a decir que durante 75 días apenas pisaríamos las calles de nuestro Alicante, La Casa de la Primavera, nombre por la que se la conoce gracias al escritor gallego, Wenceslao Fernández Flórez que, al disfrutar de nuestro clima exclamó: «ya sé dónde se refugia la Primavera cuando el invierno baja del Norte como un vikingo depredador para invadir Europa”?
Y ha sido precisamente en primavera cuando nos hemos visto obligados a permanecer en casa, privándonos de la contemplación de sus calles, de su Explanada, de su luz, de su mar, de su alegría…
Pero este confinamiento nos ha hecho pensar, hemos tenido mucho tiempo para pensar ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible esto?
De repente, España se paró, lo teníamos todo y ahora nos encontramos desvalidos, no tenemos nada y nos hemos dado cuenta de que somos vulnerables, que no somos tan maravillosos. ¡Qué gran lección! Lección que hemos aprendido con ilusión, con entusiasmo, con alegría. Y la alegría ha vuelto a Alicante; sus calles ya no están vacías, nos llegan las risas de los niños, hasta nos hace ilusión escuchar el ruido de los coches.
Ahora valoramos todo lo que el 14 de Marzo perdimos, no le dábamos importancia, era nuestro y nadie nos lo podía quitar.
La luz, el mar, las puestas de sol alicantinas, nuestro Monte Benacantil coronado por el Castillo de Santa Bárbara adquieren ahora algo muy especial.
Al final de la Primavera en Alicante se ha instalado, de nuevo, la alegría y esta vez, para quedarse.
La alegría ha vuelto a Alicante y, ¡qué ganas de disfrutarla! Muy buen artículo 😀
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¡Estupendo artículo Maribel!
Escrito con alma de marinera que empuja la barca a las orillas del mar
Tras 75 días de un oleaje desafiante el azul del mediterráneo ya está aquí
Remando con ansia eterna de almas que esperan
Siempre, junto al pescador de otros mares
En la arena, he dejado mi barca …..
En honor a las clases de literatura y los cantos que con tanta añoranza recuerdo. ¡Un abrazo!
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